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El mundo está lleno de personas que oyen, pero que no escuchan. El mundo se ha puesto muy ruidoso, y eso conduce a que muchas personas opten por taparse los oídos y andar en el vehículo, en las calles, en los parques y plazas, escuchando música de su teléfono celular.

Los niños y adolescentes tienen una tendencia marcada a no escuchar. Por eso, los padres se están dando cuenta, que cosas importantes, a veces tienen que repetírsela.

Este mundo lleno de personas que oyen y no escuchan, podemos cambiarlo por un mundo lleno de personas que escuchen, y para ello, la crianza y la educación en el hogar, son fundamentales.

Debemos escuchar con atención a nuestros hijos cuando nos hablan. Los maestros también, debemos realizar el esfuerzo físico y mental de escuchar con interés y atención a los alumnos, cuando hablan. De ese modo, los niños y adolescentes escucharán con mayor interés y atención a los progenitores y educadores.

Las personas somos dadas a sentirnos bien cuando nos escuchan. A sentirnos mal, poco valorados e ignorados, cuando no nos escuchan. Nos sentimos mal cuando percibidos que una persona nos oye y luego reacciona como si no nos ha escuchado.

Es necesario que la escucha además de empática, sea activa, esa es la ruta para llegar a una escucha efectiva. Entienda que esos son efectos reciben los demás, cuando usted no comunica con la escucha empática.

En los tiempos en que vivimos, el mejor comunicador es aquel que combina habla empática con escucha empática. Para llegar a ser buen comunicador hay que aprender el arte de comunicar con el cuerpo y leer la comunicación corporal del interlocutor.

Cala y Cruz, acotan que “comunicar en público con efectividad es mucho más que contar con el talento para colocarse frente a un grupo de personas y deslumbrarlas con el uso impecable de una retórica digna del mejor orador. Tampoco requiere que seas erudito en el dominio del idioma y que sepas con exactitud todas las normas y reglas que rigen su uso. Lo que persigue es lograr transmitir tus ideas y sentimientos clara y asertivamente, de tal modo que los oyentes perciban tu convicción sobre dichas ideas. Busca entender y ser entendido, y esto solo se logras haciendo uso de tus fortalezas y evitando que tus debilidades se conviertan en un obstáculo para dar a entender tu mensaje”.

Saber conversar es la clave principal para cultivar empatía y crecer en los tiempos en que vivimos. Es importante acotar que saber conversar no es sinónimo de hablar bien.

La comunicación comienza con la escucha, y no con el habla. Chatterjee plantea que incluso cuando hablamos escuchamos nuestras propias voces. Hay personas que se caracterizan por tener un léxico rico y correcto, pero sin embargo son malos conversadores, ya que no se dan a entender o por qué ignoran los puntos de vistas de los demás. El liderazgo del siglo XXI necesariamente deberá ser diestro de la conversación eficaz.

Vivimos tiempos, como plantean Calvo-Sotelo y Martin, en que los ciudadanos quieren ser escuchados y formar parte de corrientes ciudadanas de construcción de las acciones públicas concretas. Los ciudadanos sienten ansias por ser partícipes de su futuro.

Los liderazgos del futuro deben en las campañas electorales promover esa oportunidad a la ciudadanía, y desde el poder, hacerla realidad. Lograr esta meta requerirá de la construcción de puentes entre los ciudadanos y los representantes públicos. Esos puentes deben partir de la necesaria organización de las personas.

La escucha activa ayuda más que el habla activa al crecimiento del liderazgo. Es importante que el líder pregunte y pregunte hasta llevar a las

personas a que se inspiren y se suelten en la conversación. De esa forma construye más empatía, cercanía y confianza que si utilizara la mayor parte del tiempo para él hablar.

Desde luego, hablando poco, el líder debe orientar y dirigir la conversación de modo que irradie energías positivas y el interlocutor les exprese las informaciones que les son necesarias. Roca sugiere que “para un líder, escuchar a su gente es muy importante. Además de aprender muchísimo, tendrá oportunidad de conocerla mejor”.

Los seres humanos andan en busca de su felicidad. Las personas están pasando la mayor parte del tiempo conectados a Internet, haciendo lo que les gusta, escuchando lo que les gusta y comunicándose con sus amigos, pero, sin embargo, cuando comunican algo, cuando quieren algo, cuando desean algo, demuestran déficit de paciencia, quieren ser escuchados y que les resuelvan en breve tiempo.