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Por: Belarminio Ramírez Morillo

Santo Domingo. Comienza el cabildeo para escoger a los nuevos integrantes de la Junta Central Electoral.

El Senado de la República escogió una Comisión con la encomienda de llevar a cabo esa importante misión.

Tengo una experiencia bien mala al respecto. En el proceso llevado a cabo en el 2011,  para escoger a los integrantes del órgano electoral, participamos todos los académicos y maestros del Derecho Electoral.

Una semana antes de la escogencia, publicaron una lista con los preseleccionados en los principales periódicos de la Nación, donde estábamos los autores de textos y profesores de la materia incluidos.

Más sin embargo, ninguno fuimos seleccionados. Hubo un reparto político en busca de influencia y beneficios.

Quién pone duda que ahora no suceda lo mismo?

Los académicos que se respetan no se seguirán prestando a ese show que hace la comisión de senadores escogidos para tales fines.

La verdad es que a los jueces de la JCE, igual como sucede con los integrantes de las altas cortes, aquí en República Dominicana, ya lo tienen seleccionados antes de que se inicie el espectáculo de la escogencia.

Por tanto, ningún profesional que se respete se prestará a que lo sigan cogiendo de relajo.

En el pasado, los mejores jueces que ha tenido la JCE, no se presentaron al senado a llevar un currículum para pedir formar parte del órgano electoral.

Fue en el senado que le identificó y le llamó, como sucedió con don César Estrella Sadalah, quien fue Presidente de la JCE en la etapa más difícil y compleja de la historia política dominicana, y con su conducta, capacidad de trabajo y reciedumbre moral, marcó un antes y un después.

Al pleno de la JCE, salvo raras excepciones, las mayorías de los abogados que llegan carecen de formación y experiencia electoral.

Cuando el espectáculo comienza, lo que conforman es un club de amigos representantes del liderazgo partidario.

Es normal que al pleno de la JCE lleguen personas que nunca hayan leído la Ley Electoral. Unos quieren el puesto por el alto sueldo que se devenga, otros lo buscan para asegurar su pensión de por vida.

En las mayorías de los casos, son seleccionados quienes son más diestros amarrando y buscándosela.

Aquí en República Dominicana tenemos casos de personas que son buenos en nada, y, sin embargo, van pasando de una alta corte a otra, como si recibieran una designación desde antes de nacer.  

“Unos son tigueres de saco y corbata, y, otros, personas sin lealtad ni carácter, pero con imagen de honorables”.

A quién se le ocurre pensar que ahora será diferente?