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El frente opositor integrado por las organizaciones Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Fuerza del Pueblo (FP) y Partido Revolucionario Dominicano (PRD) para las elecciones municipales, congresionales y legislativas 2024, está avanzando acorde con las estrategias trazadas.

La primera estrategia es crear una atmósfera de armonía que facilite el crecimiento de los tres partidos para luego sumar estructuras e ir por alcaldías, Congreso Nacional y  gobierno. El accionar de las organizaciones marcha sustentado en esa estrategia con buenos resultados.

Los partidos PLD y FP pasaron más de dos años debilitándose, quitándose dirigentes y descalificándose, lo que dio al Partido Revolucionario Moderno (PRM) y al presidente Luis Abinader un posicionamiento favorable en el escenario electoral. Debido a la alianza electoral opositora, el posicionamiento en simpatías e intención de voto está cambiando.

El hecho de que el frente opositor PLD-FP-PRD calibre sus energías en crecer buscando votantes en los segmentos independientes, indecisos y disgustados con el gobierno, ha puesto en apuros al oficialismo. Por eso, Luis Abinader se lanzó en busca de la reelección.

La segunda estrategia del frente opositor es articular una mayoría legislativa para doblar el pulso al gobierno en varios proyectos. Esa estrategia ya funcionó. Ahora el PRM tendrá en el Congreso Nacional que sentarse con la oposición y ponerse de acuerdo sobre las agendas legislativas.

Hasta el momento de la creación del frente opositor, el Congreso Nacional era un sello gomigrafo para validar todos los pedidos del gobierno, y ya eso cambió.

El equilibrio o balanza que se instaura en el Congreso Nacional es un triunfo del frente opositor que beneficia a la población, y que también tiene contentos a los sectores empresariales. Por primera vez, el oficialismo tiene oposición con quorum para hacerse sentir en el Congreso Nacional, y eso cambia la dinámica del gobierno.

La tercera estrategia es llegar a las elecciones con dos candidatos de la oposición con posibilidades de quedar en segundo lugar. Esa estrategia está funcionando, ya que Abel Martínez y Leonel Fernández, por primera vez, ambos están creciendo sin debilitarse entre sí.

El frente opositor es un serio problema para el PRM y Luis Abinader, puesto que si el oficialismo no gana en la primera vuelta (algo difícil de lograr), entonces en la segunda vuelta pierde seguro.

La estrategia del gobierno era competir con un sólo candidato que representara a la  oposición. Ahora tiene que enfrentarse a dos opciones competitivas. El escenario ha cambiado y el terreno cada día se va poniendo más árido para el proyecto reeleccionista. Las dificultades son mayores para conseguir el 50 + 1 en la primera vuelta.

Los arquitectos del frente opositor PLD-FP-PRD son diestros estrategas. Saben que la alianza para que sea exitosa debe ser parcial. Así cada organización crece nutriéndose de los independientes, indecisos y disgustados.

El oficialismo está utilizando recursos para sabotear la alianza, pero ya se le hizo tarde, porque la misma  camina,  aunque con escollos, sobre las estrategias del diseño. Por tanto, en la medida avance la campaña electoral, el frente opositor se irá haciendo más sólido frente a un gobierno que tiene además otro adversario más poderoso y peligroso que es la carestía fruto de la inflación.

El frente opositor obligó a que Luis Abinader lanzara su proyecto reeleccionista.  Ahora a su función de primer mandatario, Abinader tiene que sumarle el rol de candidato, con el agravante de que tiene un gabinete poco eficiente. Las mayorías de los funcionarios del gobierno carecen de empatía con la población pobre.

Como Presidente a Luis Abinader le ha tocado caminar con «el agua al cuello». Ahora como candidato de un gobierno que prometió un cambio y no ha cumplido, «corre el riesgo de que el agua suba a un nivel más alto de su cabeza».

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