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Influir en alguien, lograr que una persona se mueva en la dirección que nos conviene, lograr que nichos, sectores, segmentos y el electorado en su conjunto, piensen lo mejor de nuestro candidato, se movilice en el proceso, que sea estimulador y al mismo tiempo vote a favor de nuestra causa, requiere de la puesta en marcha de rigurosos métodos de estudios e investigación.

Persuadir a los votantes para que voten por un candidato, no es tan fácil, no existe una varita mágica al respecto. Conseguir el resultado deseado, requiere que primero pongamos en marcha un proceso para cambiar el plano de pensamiento de los electores. Inclusive, debemos calibrar los sensores cerebrales de nuestro interlocutor para poder seguir con certeza los cambios que experimenta en el plano mental.

La campaña electoral es un proceso que ilustra la confluencia de diversos factores y fenómenos sociales, culturales, económicos, religiosos, políticos y psicológicos. Es un período que se caracteriza por la maquinación y manipulación de la imagen competitiva, donde los candidatos tratan de persuadir a un gran número de personas para que trabajen, financien y voten por ellos.

Las campañas electorales, como señala Vanessa Sabioncello García “constituyen un conjunto de nuevas oportunidades y desafíos para los partidos políticos y los candidatos. En ese sentido, se hace necesario disponer de herramientas comunicacionales y del marketing político para brindar nuevas ideas a la ciudadanía”.

En el momento mismo en que se inicia la campaña electoral, los electores tienen concebidas en sus mentes la imagen o perfil del candidato que ellos consideran idóneo para el puesto, y precisamente, el día de las elecciones votarán por el candidato que a su entender se aproxime más a ese ideal.

Una fase del proceso de comunicación persuasiva es acercar el perfil del candidato que promovemos al perfil del candidato ideal. Lograr un acercamiento de los dos perfiles es fundamental para conseguir la confianza y credibilidad que sirve de zapata a las simpatías y la determinación de voto.

En una campaña electoral, la tarea del votante es comparar esta imagen idealizada del candidato con el estímulo disponible de la campaña y, luego, identificar aquel candidato que refleje mejor sus propios intereses.

La tarea del candidato es presentar la imagen de un conjunto de características, con el cual apelará al grupo más amplio posible de votantes sin introducir, al mismo tiempo, muchas contradicciones o limitaciones inherentes, sobre sí mismo, de modo que su imagen no caiga por su propio peso.

En el terreno, no todos los candidatos son capaces de llevar un proceso con iguales recursos. Simplemente, algunos no poseen las características personales, imagen, preparación, perspicacia política ni la fuerza financiera para poder igualarse efectivamente a las expectativas idealizadas de los votantes.

La cultura, el perfil psicológico social y las características de la sociedad en cuestión, influyen en la toma de decisiones electorales, ya que condicionan la mente del individuo en torno a la percepción de la realidad política. Dentro de esos factores culturales y psicosociales pueden ser citados: lo racial, religioso, educacional, económico, ocupacional, nutricional, deporte y entretenimientos, entre otros.

En la identificación política de los electores influye mucho el nivel educacional, el estatus socioeconómico y el estatus de felicidad de las personas y las familias.

La vida en felicidad o infelicidad orienta a que las personas y familias se coloquen detrás de un candidato u otro.

El proceso de comunicación persuasiva comprende una serie de fases. Diseñar el proceso persuasivo y desarrollarlo tomando en cuenta las fases que lo componen, es en ciertas medidas lo que conduce a que alcancemos los objetivos.

Salcedo Fernández en su libro Anatomía de la Persuasión presenta un cuadro donde desde un punto de vista clásico identifica las fases y barreras del proceso de comunicación, y que con una simple mirada ayuda a cualquier profesional a elaborar un esquema de comunicación persuasiva enfocado a la consecución de buenos resultados.

El reputado académico presenta las seis fases y barreras del proceso de comunicación: Concebir la idea, codificarla, transmitirla, recibirla, decodificarla e interpretarla.