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El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), a pesar de los resultados obtenidos en las elecciones 2020 y 2024, sigue teniendo el mejor activo de liderazgo nacional, es la organización con más líderes con perfil presidencial.

Un partido es fuerte tanto por la cantidad de seguidores como por su activo de liderazgo competente. Si el PLD sabe aprovechar su liderazgo y estos se ponen en la escena para consolidarse como marcas personales, tiene ventaja competitiva frente al PRM que ahora es que comienza a posicionar el relevo de Luis Abinader y la Fuerza del Pueblo que solo tiene a Leonel Fernández.

La debilidad principal del PLD y que lo lleva a la deriva es la mentalidad del dirigente. A simple vista se puede ver como algo sencillo, pero es bien complejo. A una computadora se le puede cambiar el disco duro, a un carro se le cambia el motor, pero a un ser humano no se le puede cambiar el cerebro.

El dirigente del PLD en promedio todavía pudiera ser más trabajador que los dirigentes de los otros partidos, pero el triunfo en política no se lo lleva necesariamente quien más trabaja, sino quien mejor trabaja. Los resultados del 2020 y 2024 certifican que el método de trabajo utiliza el PLD pudo ser el mejor en el pasado, pero ahora no da buenos frutos.

El peledeista sigue con la mentalidad del soldado que le encomiendan una tarea y debe reportar como realizada en el plazo que le pusieron. Hacen asambleas, congresos, plenarias, gastan tiempo, dinero y energías en la evaluación y el seguimiento. Siguen pensando que eso es lo vital para ganar elecciones.

El anterior era el método funcional cuando más del 80 por ciento de los votos eran fieles a los partidos políticos. Los partidos que dominan en el presente y serán dominantes en el futuro son los que entienden que la política más que una rutinaria tarea de planes y organización “es una guerra de comunicación”. Los dirigentes deben ser educados y formados para que sean eficientes vendedores en estos tiempos en que persuadir es cada vez una tarea más compleja. Ser buen vendedor conlleva sacar el mejor provecho posible de la conectividad digital.

El dirigente peledeista no quiere ser proactivo en los climas de opinión y es porque están programados para comunicar cuando le bajan líneas. Para que el dirigente de los intermedios y municipios cambie de aptitud y actitud, deben los miembros de los órganos Comité Político, Central, Secretarías, Provinciales y Municipales predicar con el ejemplo. La mayoría de estos no tienen cuentas en redes y si la tienen no la utilizan para promover a la organización y sus liderazgos.

Al comienzo del proceso electoral fui incluido por instrucciones de Abel Martínez y Francisco Javier García en el grupo de wasap de los enlaces provinciales de la campaña donde insistí en los siguientes puntos:

  • Los enlaces debían procurar que las actividades que realizaban cada semana y que eran muchas fueran comunicadas en las redes sociales. Para que la estrategia funcionara, el enlace debía tener cuentas en las redes y ser ejemplo comunicando el lunes las actividades realizadas en el fin de semana o cada noche difundir los encuentros del día.
  • Los jueves y viernes cada enlace subía su agenda del fin de semana. Un día hice la sumatoria y habían 85 actividades programadas. Subieron las fotos de los encuentros al grupo y era impresionante la asistencia y calidad de las fotos y videos. Sin embargo, ninguna de esas actividades produjo una nota de prensa, pero tampoco fueron esas imágenes difundidas en las redes sociales de los participantes y dirigentes de las localidades.
  • Cuando hice la evaluacion y subi las pautas al grupo para que no sucediera lo mismo la semana siguiente, todos, salvo raras excepeciones como Iris Guaba, Lucía Medina y Aura Toribio enlaces de Puerto Plata, Elías Piña y Espaillat, hicieron caso omiso.
  • La estrategia del oficialismo era propagar los comentarios de que la campaña de Abel no arrancaba y resulta que la campaña de Abel era la que mas trabajaba. Solo habia que inundar las redes sociales con imágenes de los encuentros y reacciones emocionales de felicidad porque se acercaba el retorno al poder para cambiar la percepción.
  • Insistí en que aprovechar las redes a toda intensidad era la unica forma de evitar que esa percepción se convirtiera en realidad, y los enlaces hicieron caso omiso, ni el candidato, ni el Director de Campaña se pronunciaron con el enfasis que la situacion ameritaba.
  • Algo muy extraño, pude percibir que la disciplina que era el fuerte en la conducta del peledeista se había quebrado: “estaban en el partido y la campaña, pero sin el corazon puesto en el propósito de ganar”.
  • Se acostumbraron a las campañas desde el gobierno, muchos no habian estado en la oposición e ignoraban que para ganar era necesario invertir mucho trabajo y tambien gastar plata del patrimonio personal.
  • Hice énfasis en la estrategia de empaquetar las marcas (vender al candidato presidencial empaquetado con las candidaturas legislativas y municipales).
  • El plan comenzaba con impartir un taller en cada provincia para explicar la estrategia y luego asistir a las marcas municipales y provinciales en el diseño de sus programas de campaña. El taller solo pudo ser impartido en Puerto Plata, Elías Piña, San Juan, Valverde, Montecristi, Monte Plata, La Altagracia y Hato Mayor, porque los enlaces de las demás provincias no mostraron interés.
  • Tres veces al día escribía pautas en el grupo. Enfatizaba en que el candidato Abel Martínez tenía el contenido de mayor calidad en sus cuentas de twitter, Instagram y Facebook, pero los mensajes no eran compartidos en la dimensión que ameritaban y tenían pocos comentarios. Dar retui, compartir publicación en Facebook e Instagram toma unos segundos, le decía.
  • “Hagan el favor de compartir estos mensajes del candidato en los muros de ustedes y envíenlos a los grupos de wasap de las provincias y municipios para que hagan lo mismo”. Le insistía en que esa la forma más eficaz de incrementar el conocimiento del candidato y al mismo tiempo sembrar su visión en la mente social. Hicieron caso omiso.  
  • A partir de ese momento comencé a sentir pena por Abel Martínez que estaba entregado en cuerpo, alma y espíritu, pero me fui dando cuenta que la campaña sería un fracaso y entiendo por qué Francisco Javier García renunció: “hizo lo correcto, era imposible hacer buena campaña con la conducta tenían mayoría de dirigentes”.

Consciente de que sólo en las redes podíamos competir con el oficialismo y ganarle, ya que los medios tradicionales son empresas al servicio de quienes disponen de más plata, sentí que «estaba hablando con piedras» y un día decidí abandonar el grupo de los enlaces provinciales.

Todavía espero una llamada o invitación formal a una reunión para aportar a que los dirigentes del PLD en todos los niveles se transformaran en vendedores del partido, obra de gobierno, candidaturas y agendas de trabajo. Todavía espero ser escuchado por una supuesta Comisión de Estrategias.

El PLD tiene una estructura colegiada que no le gusta escuchar a los académicos. Indagan por diversas vías y métodos el pensamiento de los académicos, pero carecen de la humildad y decencia de invitarlos a un diálogo formal, escucharlos en una reunión o pedirles por escrito sus opiniones. No lo hacen, porque ellos se consideran expertos en todas las materias.

La cúpula del PLD no concibe la política como una batalla de opinión pública que se debe ganar día a día. Por eso tampoco valora a los dirigentes y amigos de la organización que se la juegan en el día a día en una acción interminable, puesto hay que días con más de cinco climas de opinión.

Se resisten a entender que de la batalla de opinión pública depende el posicionamiento de la organización y las candidaturas en el sentimiento social. Cuando tienen que crear los equipos y estructuras, cuando tienen que repartir cuotas de poder prima el grupismo, familia y amiguismo. No dan seguimiento, no evalúan, no agradecen los aportes que recibe la organización desde afuera: “al momento de repartir algo que no sea trabajo, todo es de ellos y para ellos”. Eso ha hecho que muchos actores sociales que en el pasado estuvieron con el PLD ahora no quieren ni que le mencionen ese nombre.

Muchos de estos dirigentes que han desempeñado puestos importantes en el gobierno, ayuntamientos, cortes y congreso nacional, carecen de humildad y tienen déficit de afectividad. Parece que no se dan cuenta que caen pesado, pero insisten en seguir en el medio estorbando a los que trabajan y aportan. “Ni lavan ni prestan la batea”.

En los pueblos el porcentaje de dirigentes del PLD con mala imagen es alto. En el terreno me doy cuenta que son políticos que mantienen sus hogares y familias al margen de la actividad. Desde el gobierno ese estilo funcionaba, porque la continuidad en el poder no descansaba en el buen trabajo del dirigente, sino en la eficacia de la gestión y debilidad de los adversarios.

Muchos dirigentes siguen equivocados pensando que los triunfos de 1996, 2004, 2008, 2010, 2012 y 2016 se debieron a que el PLD era el partido más poderoso y con los mejores dirigentes. “Cuando no se entiende la victoria, tampoco se entiende la derrota” dijo Leonel Fernández luego que el PLD saliera del poder en el 2000.

La clave de la victoria morada en 1996 fue el apoyo de Joaquín Balaguer. En el 2004 fue que el PRD se cayó por la quiebra de BANINTER. En 2008 estuvo en la buena gestión. En 2012 estuvo en que el PRD se dividió. En el 2016 estuvo en que Danilo Medina hizo el mejor gobierno de la historia.

El dirigente peledeista desde arriba hasta abajo, salvo raras excepciones, tiene un déficit de empatía con la sociedad. El PLD debe producir un dirigente más empático que participe en los grupos sociales, comunitarios, religiosos y profesionales. Aumentar el capital empático es una urgente prioridad.

La mejor forma de medir la empatía de una persona es haciendo una auditoria de su contenido en redes. Ahí debe estar lo que hace, lo que piensa y las reacciones de los seguidores y no seguidores. Para llegar a ese nivel, primero deben vencer la mentalidad de aislamiento social en que se encuentra un alto porcentaje.

En el PLD un porcentaje alto de los dirigentes son indiferentes a la conectividad porque la mentalidad de cuadros les hace temerarios al ejercicio de comunicación franca y transparente. A veces temen a expresarse en las redes por temor a equivocarse y recibir reproches de los superiores.

Los que por anacronismo o miedo no comunican entonces se dedican a escuchar y perseguir a los dirigentes batalladores en los temas del día a día buscando «metidas de patas» para criticarles y chismearles a lo interno.

En mi caso, en las seis campañas consecutivas que llevo trabajando para el PLD, en mi proactividad en los medios de comunicación, cuando he dicho algo que disgusta a alguien importante, de inmediato me lo hacen saber. Resulta que de cien cosas que digo aprueban y están de acuerdo con 99, pero no me lo expresan ni me felicitan. Dado eso, he socializado con dirigentes que me han dicho que en el PLD le va mejor «al que trabaja sin hablar» y en esa convicción está parte del fracaso en 2020 y 2024 y la amenaza a desintegrarse.

Estudié Ciencias Políticas para ejercerla. Soy un Consultor Político y mi prédica es que la consultoría es como la medicina. El médico no le esconde la enfermedad al paciente. El consultor no debe esconderle la debilidad a los partidos, candidatos, líderes y candidatos con que se relaciona, porque son sus pacientes.

Con esto quiero decir que si alguien del PLD se disgusta con este artículo, a mí me da un comino, porque quien está realmente disgustado y decepcionado soy yo.