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Luís Abinader no podrá reelegirse en 2028 y eso cambia la dinámica en su partido y su gobierno. Varios funcionarios del gobierno que son importantes dirigentes del PRM se pondrán en la escena buscando la candidatura presidencial 2028, y eso crea una nueva perspectiva en el ambiente político.

David Collado y Carolina Mejía ya están siendo trabajados con imagen presidencial. Hay otros en el PRM que se pondrán en la escena y eso es positivo para la democracia. El nombre de Eduardo Sanz Lovatón suena en escenarios mediáticos, pero también está Víctor Bisonó Haza, quien tiene imagen y trayectoria. El PRM tiene otros jóvenes que aunque no han dicho que aspiran a la presidencia han dado señales de que buscan crecer. Ahí están Wellington Arnaud, Fellito Suberví y Samuel Pereyra.

En una coyuntura como la que se encuentra República Dominicana en que los partidos han perdido legitimidad social, la democracia funcionará bien o mal dependiendo del activo y madera de los líderes. Es ventaja competitiva para una organización tener muchos actores con perfil presidencial. El PLD está bien parado en ese aspecto y no así la Fuerza del Pueblo que solo cuenta con Omar Fernández.

El hecho de que varios miembros del gabinete de gobierno estarán trabajando sus proyectos personales crea nuevos retos al presidente Luís Abinader. El segundo es el período de gobierno más complejo, porque los presidentes no deben cancelar a sus amigos y funcionarios más eficientes, pero tampoco, deben permitir que le desenfoquen la gestión.

Cuando los presidentes entran en su último período de gobierno, por lo regular dejan atrás la conducta de candidatos y  asumen más en serio el rol de estadistas.

En este segundo período de gobierno Luís Abinader podría cambiar el estilo confrontador que mantuvo con la oposición en el primer período (porque siempre fue candidato) por el estilo concertador. Es posible que busque las vías de establecer mejores relaciones con la oposición, porque su gobierno tendrá de inmediato que lidiar con un desafío muy grande que es «reforma fiscal» para poder responder a los compromisos de la deuda externa: «más impuestos, sin importar cómo lo maquillen, es una carga pagará la población y deteriora calidad de vida».

El hecho de que los candidatos perdedores Leonel Fernández y Abel Martínez les felicitaran desde que salió el primer boletín, pone el terreno fértil para buscar los consensos necesarios para la paz y estabilidad social. Aunque en lo referente al PLD con quien Abinader tendrá que entenderse es con Danilo Medina quién es el líder indiscutible de esa organización política.

Cuando el partido que gobierna entra en el proceso de escoger candidatura presidencial, por mucha disciplina se procure establecer, crea una atmósfera competitiva en que los funcionarios se atacan y descuidan sus funciones lo que afecta el desempeño del gobierno.

Así ha sucedido siempre y así sucederá en este segundo período de Luís Abinader, porque el presidente, aunque tenga la fuerza y el control del PRM, debe mantenerse al margen y no imponer una candidatura. Si deja entrever que tiene un favorito espanta el avispero y se le arma un tremendo lío que echa por el suelo su gestión. En el segundo período, cuando ya no puede reelegirse el gobernante, cambia de conducta y comportamiento: «piensa más en el interés nacional y la trascendencia de su liderazgo, en su obra y legado que en lo conveniente o no para su organización política».