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Hacer una alianza electoral para elecciones municipales y congresionales es un proceso fácil y simple cuando existe el sano interés de que se lleve a cabo.

Entre todas las alianzas que se han realizado en el ciclo de la democracia dominicana, ningún proceso había desatado tantas pasiones, conflictos y contradicciones como las actuales pretensiones de que las organizaciones Partido de la Liberación Dominicana y Fuerza del Pueblo concurran aliadas en algunas plazas para las elecciones municipales y congresionales 2024.

Es un proceso que camina sobre terreno árido, no se perciben avances como si se tratara de un entendimiento entre una organización de extrema izquierda con otra de extrema derecha. Sin embargo, no es así. Ambos partidos nacieron del mismo árbol que es el liderazgo del profesor Juan Bosch. Dirigentes fanfarrones que supuestamente son puentes para la alianza, lo que hacen en el día a día es hacerla mas difícil de alcanzar.

El estancamiento tiene motivos y explicaciones. Desde el PLD se ha pensado en la alianza como recurso para sacar al PRM del poder. Desde la FP mandan mensajes confusos: un día dejan entrever que el propósito es salir del PRM, pero al día siguiente, no maquillan su plan para absorber al PLD. A veces, los dirigentes de la FP dejan entrever que les daría más satisfacción absorber al PLD que sacar al PRM del poder, y la confusión de propósitos es entendible: “Luis Abinader es presidente porque Leonel Fernández le hizo el trabajo”.

El doble propósito de la FP ha hecho que muchos dirigentes del PLD que hace poco eran partidarios de la alianza, ahora piensen distinto. Si los dirigentes de ambos partidos comisionados para trabajar las alianzas electorales no asumen conducta sana y transparente, entonces es obvio que ambas organizaciones corren el riesgo de fracasar en el 2024 con o sin alianza.

El tema de la alianza electoral ha sido manejado con poca inteligencia de marketing desde los litorales de ambas organizaciones. Lo que pudo ser una ventaja competitiva (unirse para tomar el gobierno y mayoría de alcaldías y el Congreso) la han convertido en una desventaja competitiva, porque ponen en evidencia que lo que les divide es mas poderoso que el propósito de la unión.

Los líderes de oposición están conscientes de que para quedar  posicionados como opción competitiva en las elecciones presidenciales y legislativas del 19 de mayo, necesitan ganar importantes alcaldías en las municipales del 18 de febrero. En los círculos políticos se repite como una verdad el argumento de que “sin febrero no hay mayo” y no necesariamente es así.

En un sistema de mayoría simple como el establecido para las elecciones municipales, el partido que encabeza las encuestas tiene posibilidades de ganar más gobiernos locales, y, esa posibilidad, se hace más latente si ese mismo partido tiene el gobierno. La logística del gobierno facilita convertir simpatías en voto. Por eso, no sorprende cuando el oficialismo saca en las urnas un par de puntos más que los resultados de la última encuesta.

Las señales que manda el PRM y su gobierno es que están preparados para enfrentar al PLD y la FP aliados en las elecciones municipales del 18 de febrero 2024. En sus cálculos, el oficialismo apuesta a que le gana a la oposición aliada.

Toda alianza electoral tiene un beneficio y una pérdida. El beneficio es que facilita ganar plazas que concurriendo solos es imposible. La pérdida es que sacrifica espacios de dirigentes que se van con el adversario. Más aún, cuando el adversario es gobierno. Ya el PRM tiene el inventario de dirigentes del PLD y la FP que pudieran conseguir si ambos partidos pactan.

El terreno para la alianza PLD y FP se ha puesto más árido que fértil, porque Leonel Fernández no toma pausa en sonsacar a dirigentes del PLD. Leonel quiere ser presidente absorbiendo y destruyendo al PLD y no como resultado del apoyo de los votantes independientes e indecisos. Por tanto, tiene toda la razón el candidato del PLD, Abel Martínez, quien calibra su campaña en cosechar los disgustos con el gobierno, en estar bronco y expresar reservas sobre la misma. Al evaluar las dos campañas: la del PLD y de la FP nos damos cuenta que el PLD desea sacar del poder al PRM en el 2024, pero en la FP eso no está claro.


Otro grave error es, en vez tratar la alianza como una estrategia, desde la FP la han manejado como un insumo para los medios de comunicación. Por eso, se ha incrementado la desconfianza. Los periodistas preguntan y los dirigentes responden, ignorando que las respuestas dañan el proceso. Un propósito de alianza, mientras más se discute en los medios de comunicación, meno efecto positivo surte cuando se lleva acabo. Es como hacer un matrimonio antes que la boda.

El PRM y su gobierno que está bien asesorado, lo sabe. Por eso los periodistas que están en su nómina siempre están invitando a los dirigentes del PLD y la FP para preguntarle sobre el tema de la alianza, y estos caen en la trampa como niños.
Otro elemento que afecta la alianza entre el PLD y la FP, y que la sataniza antes de que se realice, consiste en que la FP y Leonel Fernández han empoderado a figuras que no son de su partido para que les representen y se mantengan haciendo permanentemente ruidos en los medios de comunicación.

Ese empoderamiento fantasioso pone en entredicho el sano interés del expresidente Fernández quien “ganó perdiendo” en el 2020 y no se descarta que busque lo mismo en el 2024.

En el 2020 Leonel puso a Luis Abinader a ganar, a cambio de unos cuantos senadores, diputados y alcaldes. En el 2024 pudiera procurar ponerlo a ganar de nuevo, aumentando la cuota de senadores, diputados y alcaldes, y logrando una votación no tan pírrica como la del 2020.

Si Leonel queda en segundo lugar en la primera vuelta, aunque no haya segunda vuelta, la FP asume el liderato de oposición, y entonces Leonel Fernández ha vuelto a “ganar perdiendo”. 
Cuando una alianza se busca con actitud sincera, los diálogos se realizan en secreto y en un momento clave, la misma es anunciada buscando un impacto que sea un golpe de efecto. Hay dirigentes PLD y FP que se han mantenido cacareando como gallos y gallinas de patios, una posible alianza dizque para meter miedo al oficialismo.
Mientras se entretienen en ese circo aportando opiniones a los medios de comunicación y climas de opinión en las redes sociales, el PRM y el presidente Luis Abinader, se mueven como si el escenario fuera una tablero de ajedrez, identificando las fichas que moverán.
La alianza es un plan que resulta de una estrategia y se maneja en discreción, como hicieron Joaquín Balaguer, el PRSC y PLD en 1996. Es así, cuando la piensan, la planifican y la llevan a cabo políticos diestros, y eso no es lo que estamos viendo en los entornos PLD y FP. La alianza no debe ser para fanfarronear, ni amenazar. La alianza debe ser una acción discreta llevada a cabo por auténticos estrategas mentes frías.

Mi conclusión es que algunos dirigentes de la oposición han caído como niños en las trampas del PRM y su gobierno, poniendo en evidencia las debilidades de ambos partidos. Inclusive, han enfatizado en la necesidad de alianza por miedo. Si el acuerdo es percibido como un acto de miedo, igual como sucedió con la alianza rosada del 2006 entre el PRD y el PRSC, que fue un rotundo fracaso, entonces no tiene sentido que la lleven a cabo.


«Si el PLD y la FP desean alianza, entonces tienen que reunirse en secreto Leonel Fernández, Danilo Medina y Abel Martínez. Deben manejarla ellos poniendo sobre la mesa los municipios de las demarcaciones: Distrito Nacional, Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata, Duarte, La Vega y San Cristóbal. Esas siete provincias están casi el setenta por ciento de la votación total. En los demás municipios, si el 20 por ciento de reservas no permite pactar más, entonces que cada partido inscriba sus candidatos y un mes antes de las elecciones se hacen alianzas informales moviendo los votos de un partido a otro y viceversa”.

Si quieren alianza, hacen eso, pero si Leonel Fernández, Danilo Medina y Abel Martínez, no tienen la sinceridad para sentarse a concertar, a mangas de camisas remangadas y en ambiente informal, entonces que saquen el tema de las agendas de ambas organizaciones y pongan a sus dirigentes a trabajar sin distracción, en busca de consolidar ambas marcas de modo que haya segunda vuelta electoral, y ahí concertar una alianza de forma natural que le dé el triunfo.

Concluyo diciendo que si insisten en mantener en discusión una alianza que no tienen el propósito de realizar, entonces desde ambos partidos están perdiendo el tiempo y trabajando para que el PRM gane seguro en primera o segunda vuelta. Es extraño que cultiven la semilla de la alianza en la mente y corazón social sin un una estrategia ni plan de comunicación para resaltar los valores que unen a ambas organizaciones. Es una ingenuidad o es que hay propósitos encubiertos…