En el mundo, la política y los partidos están en su peor momento. En Ciencia Política, Psicología Social y sociología se tipifica la atmósfera negativa vive la partidocracia como anti política y desafección.
El fenómeno conductual obliga a un cambio en la forma de hacer política, pero sobre todo, a repensar el marketing político y el comportamiento de los actores.
El Marketing Integral induce a que se haga política sin hablar de política, pero los motivos del disgusto social plantean la urgencia de que emerja un liderazgo con una trayectoria de vida sustentada en valores.
En la campaña electoral 2024 el contexto de los valores será importante para que los candidatos conciten respaldo de la juventud y sectores disgustados con el statu quo.
Hay liderazgos que para alcanzar sus metas de ganar hacen de todo y reciben dinero de todos los lados. El daño a la democracia radica en que ganan campañas electorales con un discurso ético y moral mientras su conducta es todo lo contrario. Una vez llegan al poder tienen que quitarse la máscara. Algunos pensarían que estoy haciendo un relato del caso Luis Abinader y PRM, pero simplemente analizo un problema orgánico en la conducta política.
En la medida en que avanza el siglo XXI se incrementa el divorcio entre la conducta del liderazgo y los ciudadanos con el pliego de valores catalogados como principios filosóficos del correcto comportamiento humano.
Abel Martínez está consciente del disgusto y frustración social del momento. Desde que inició su carrera se puso como meta la Presidencia de la República, sus pasos y procesos en la vida política y profesional los ha llevado con transparencia respetando sus valores personales y los valores intrínsecos de la sana sociedad. Enfatiza su compromiso de hacer un gobierno digno y eficaz que conduzca a que la ciudadanía disgustada recupere la confianza en la democracia.
Los valores, razona Stephen Covey en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, “son verdades profundas, fundamentales, verdades clásicas, denominadores comunes. Son hebras estrechamente entretejidas que atraviesan con exactitud, consistencia, belleza y fuerza la trama de la vida”.
En los tiempos en que vivimos, en la nueva sociedad, se ha producido un quiebre de valores. Ahora, cada ser un humano en la faena de alcanzar sus metas, sustenta sus propios valores. Ya las conductas dejaron de ser buenas o malas en función de las prédicas de los padres y maestros, de los textos de moral y cívica y la sagrada escritura. Los seres humanos están dejando de regirse por valores impuestos. Esa es la conducta social que urge cambiar, y solo un liderazgo ético y transparente, con una predica sustentada en los hechos, puede lograrlo.
El mundo requiere de un líder que inspire líderes. Es necesario el diseño y puesta en escena social de un nuevo modelo de liderazgo. En procura de aportar al proceso escribimos el libro El liderazgo paradigma de la democracia post covid-19 que está disponible versión digital en la plataforma Kindle Amazon.
La pérdida de valores en los procesos políticos y la vida social es algo que se debe detener y los académicos, sobre todo los consultores políticos, debemos aportar. Tenemos que encontrar un punto de inflexión para que las personas dejen de ver el modernismo como un exceso de libertad en que están exentas de principios morales y valores.
Es importante que el ser humano persiga una vida emocionante con un sentido de logro. Vivir en armonía con ambientes de seguridad familiar y reconocimiento social es necesario para todo ser humano inteligente y sociable, pero, es importante entender que esa vida debe ser buscada y alcanzada con una conducta de valores instrumentales como la honestidad, la responsabilidad y el trabajo decente.
Abel Martínez proviene de una familia que ha vivido en ambientes materiales cómodos, pero esa comodidad es el producto del trabajo ejemplar y decente. El profesional y político Abel Martínez Durán también ha vivido y vive en ambientes cómodos, pero esa vida con la confortabilidad elemental es fruto de su trabajo. Desde la adolescencia ejerce el trabajo productivo.
Abel es un líder sustentado en los valores de la amistad, patriotismo, decencia, dignidad, respeto, armonía, transparencia, trabajo, solidaridad, responsabilidad y honestidad. Esos valores son principios reguladores y orientadores de su vida.
En todas las circunstancias que les ha colocado la vida, Abel ha demostrado que es leal a sus principios y valores. El respeto que se ha ganado a lo interno de su partido y de la sociedad, se debe a la coherencia entre estos valores con los actos de su vida privada y pública.
Tiene una trayectoria de vida con ausencia de escándalos, algo difícil de conseguir en las andanzas políticas y administración de lo público. Abel es confiable y creíble por la sinergia de los discursos con sus prácticas de vida.
Los líderes con su conducta y valores influyen en la vida de sus seguidores. Abel lo sabe muy bien, y por eso se esfuerza para vivir en congruencia entre sus prédicas y su conducta. Procura que su conducta se mantenga en el parámetro de ciudadano modelo social y político.
Los valores de Abel el ciudadano, el político, el abogado y el ser humano, son marcos de referencia en la buena marcha de las instituciones que ha dirigido. Porque, en ciertas medidas, las conductas de los colaboradores reciben influencia de la conducta de los líderes y gerentes.
Abel Martínez tiene bien claro sus prioridades desde el poder. Sabe cuáles son los grandes retos y desafíos que deberá afrontar su gestión, así como el legado que le interesa construir. Está consciente de que debe hacer una gestión sustentada en valores. Y para que así suceda, debe dar personalmente el ejemplo.
La confianza social depende de la credibilidad de quienes gobiernan. La legitimidad moral es necesaria para reducir los disgustados con la política y los partidos. Este cambio se consigue cuando el liderazgo tiene autoridad moral que equivale a una trayectoria de vida que predica con el buen ejemplo.
La sociedad dominicana, plantea Abel Martínez, necesita un gobierno donde el accionar de los servidores públicos esté sustentado en los siguientes valores: austeridad, puntualidad, integridad, responsabilidad, congruencia, solidaridad, disciplina, humildad, prudencia, respeto, dignidad y transparencia. Desde el gobierno se debe estimular el surgimiento de un nuevo liderazgo sustentado en esos valores. Solo así la política podrá ser atractiva para la juventud.
Los valores son la zapata del liderazgo razona Albert Jovell quien en su libro Liderazgo Afectivo presenta un prontuario de valores éticos que identifican al liderazgo afectivo.
· Predicar con el ejemplo y transformar los dichos en hechos son los valores esenciales del liderazgo afectivo.
· Los valores explícitos constituyen señas de identidad de la organización.
· El liderazgo ético se basa en valores corporativos explícitos.
· El liderazgo afectivo da sentido y significado a las actividades de la organización y de sus miembros.
· A veces, el problema de los códigos éticos es no saber cómo utilizarlos.
· Existe el riesgo de confundir los principios de los códigos éticos con lemas publicitarios.
· Los valores forman parte del capital afectivo de la organización, si no se reconocen en sus actividades: no existen.
· La ética de los negocios debería ser algo más que una moda, debería reflejar la personalidad de los miembros que forman la organización y de la sociedad en que esta se ubica.
· La ética de las organizaciones debería ser parte de los derechos humanos de los países civilizados.
· El liderazgo afectivo ve en los valores de la ética una oportunidad de mejora del bienestar de las personas.
· El dinero de la responsabilidad social corporativa debería tener la función de promover cambios sociales significativos.
· Los valores se han de manifestar en las relaciones personales dentro de la organización e incorporarlo a su capital social.
· El liderazgo afectivo construye vínculos emocionales con los valores representados por la organización.
· El denominado círculo virtuoso asocia valores a actitudes, conductas y resultados.
· El liderazgo afectivo intenta que las marcas e ideas que representa se asocien con valores éticos que generan reacciones emocionales.
· La integridad del líder identifica los valores éticos de la organización.
· El sentido de la ética incluye valores y actitudes no escritas. Son los llamados valores informales.
· El liderazgo afectivo implica tener que confrontar y resolver dilemas éticos.
· Las revoluciones y guerras europeas tuvieron como finalidad conseguir una mayor democracia, el respeto de los derechos humanos y la igualdad de las personas ante la ley. Esos deberían ser los valores de una empresa socialmente responsable.
· El liderazgo afectivo ve la ética como una oportunidad de generar ventajas competitivas para la sociedad.
Una característica de los liderazgos en valores es que son dados a las promesas y al compromiso. Procuran marcar la diferencia en base al cumplimiento siendo gestores naturales del cambio positivo. John C. Maxwell en su libro Relaciones 101 plantea que, “cuando usted deposita su fe en otros los ayuda a alcanzar su potencial. Usted se convierte en una relación personal importante en sus vidas, y ellos en la suya.”