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En sus enfoques sobre cultura, economía, sociedad y política, así como en su forma de actuar, Abel Martínez percibe el presente como la fase previa y el punto de partida para construir el futuro. Le dice al pan “pan” y al vino “vino”. No se distrae ni desperdicia el tiempo. Se mantiene en una onda activa y proactiva.

Su estilo y forma de actuar les han servido para ir concitando respaldo del liderazgo del PLD y de importantes personalidades de la vida nacional. Abel sabe muy bien que el creciente desinterés de la ciudadanía en los partidos y en la política electoral tiene que ver con el hecho de que los votantes no están recibiendo de parte de los actores políticos las informaciones que requieren. Por eso, procura que su comunicación tenga sustancia y su discurso sea edificante.

Los partidos políticos necesitan de un discurso para ayudar a los ciudadanos a que entiendan el presente, y de un discurso sobre el futuro de la familia, la política, la sociedad, la economía, la cultura y las relaciones internacionales. Abel Martínez tiene la ventaja de que en el PLD cuenta con un capital intelectual del más alto nivel que le asiste en la articulación del Programa de Gobierno para el rescate nacional.

La crisis del sistema de partidos tiene que ver con el hecho de que los liderazgos no exponen una previsión creíble sobre los objetivos sociales, los proyectos económicos y políticos a largo plazo. Además, desde los partidos políticos hace falta perspectiva y sinergia de visión. Lograr esa perspectiva y sinergia es cada vez más difícil en la democracia. Más aun cuando la candidatura presidencial la encarna un líder joven. 

El PLD con la candidatura de Abel Martínez vive el proceso de articular la sinergia de perspectiva y visión. El hecho de ser un liderazgo que practica la armonía y evita confrontación, facilita avances en el proceso. El liderazgo del PLD se esfuerza para que los dirigentes compartan un compromiso con el trabajo disciplinado genere rendimientos para alcanzar un posicionamiento electoral que le permita retornar al poder. Históricamente la organización tenia un compromiso y visión de partido que marcaba la diferencia con las demás organizaciones y era una ventaja competitiva en la imagen de la marca.

Mario Alonso Puig en su libro Madera de líder acota que “generar una cultura donde todos tengamos la responsabilidad de pensar no sólo en nuestro departamento, en nuestro trabajo, sino también en el conjunto de nuestra empresa, es generar una cultura donde todos los árboles cuidan del conjunto del bosque”.

Una meta de Abel Martínez es contribuir a una República Dominicana más grande y unida, más incluyente y próspera, con más seguridad, progreso, armonía y paz. El candidato del PLD esta consciente de que solo no puede ganar, necesita de un partido sólido, una dirigencia inspirada y motivada. John C. Maxwell razona que “Si usted quiere hacer algo grande, debe unirse a los demás. Uno es una cifra muy pequeña para alcanzar la grandeza”.

Es necesario que de lo mejor de la sociedad dominicana emerja un movimiento para construir el futuro que deseamos. Ese sentimiento es abrazado por Abel Martínez. Jorge Etkin en su libro Capital social y valores en la organización sustentable plantea que “para superar este malestar social se requiere una visión amplia que integre la inteligencia social, política y económica, tanto en la construcción de la organización como en sus formas de conducción”.

Abel sabe que tomará las riendas del gobierno en medio de una crisis económica con repercusión social y que la gobernanza con amplia base de legitimidad requiere de una actitud hacia la negociación y el diálogo de parte de los liderazgos políticos.

Abel Martínez fue presidente de la Cámara de Diputados con alta productividad, en parte debido a que es diestro para pactar, armar proyectos viables y construir consensos. En llegar a acuerdos para alcanzar los resultados deseados. Hizo esa labor con buenos resultados en el congreso y la municipalidad. Por tanto, cuando asuma su rol de gobernante y líder del pueblo dominicano, se les hará fácil. 

Abel tiene claro que el gobierno 2024-2028 deberá ser de unidad nacional que procure darle a la República Dominicana un nuevo camino-meta, en que se incremente la motivación de los actores políticos, sociales, religiosos, comunitarios, profesionales y económicos en trabajar unidos por el desarrollo colectivo y el bienestar de la Nación.

Ese gobierno de unidad nacional requerirá de una sinergia de energías que debe ser abonada desde la campaña electoral. Abel apela a la unidad del pueblo dominicano para salir de la crisis económica y males sociales. Ken Blanchard razona: “Ninguno de nosotros es más inteligente que todos nosotros juntos”. Por eso, en su discurso Abel es recurrente en las frases: “juntos ganaremos”, “juntos gobernaremos”, “juntos trabajaremos” para sacar al país de la crisis y llevarlo al desarrollo y progreso colectivo.

Al pensar en la unidad partidaria y del pueblo dominicano, Abel se enfoca en los problemas que padece la población y en la necesidad de buscar ideas y acciones compartidas para enfrentarlos. Tiene una clarificación de las necesidades, intereses, valores, expectativas, sueños y esperanzas de la población.

La autoestima de Abel crece en la medida en que percibe que sus ideas son bien entendidas y valoradas. Esa satisfacción se percibe en sus diálogos en medios de comunicación, encuentros con los jóvenes en las provincias y representantes de sectores productivos.

Kouzes y Posner en su libro Credibilidad -Cómo los líderes la obtienen y la pierden y por qué la gente la demanda- conceptualizan que “el líder creíble aprende a descubrir y comunicar los valores y expectativas que forman una base común para todos. Encuentra unidad entre los diversos intereses, puntos de vista y creencias. Sobre una base fuerte y unificada, líderes y poderdantes pueden actuar en forma coherente, con el ímpetu necesario para construir organizaciones y comunidades viables.”

La meta de Abel Martínez es convertir su liderazgo en una especie de imán que capte los valores compartidos de la sociedad y utilizarlos como herramientas y palancas para estimular el cambio. La idea que tiene Abel es construir proyectos de poder legitimados y compartidos. Por eso practica con frecuencia el diálogo y la escucha a los sectores de la sociedad.

En el curso de la campaña electoral Abel procura construir una especie de pacto social y político en un norte nacional. El tema de la seguridad y defensa nacional ante peligro de la creciente presencia haitiana es un ancla. Vive en permanente captación de las aspiraciones de la ciudadanía, sectores productivos y sociales. Pretende construir un territorio común que coloque a su liderazgo en el centro social y percibo que podrá lograrlo. Abel sabe que el liderazgo, como plantea Julián Gutiérrez Conde en su libro Liderazgo por impulsión -un nuevo liderazgo para sacar lo mejor de nosotros y obtener lo mejor de los demás-, “es la consecución de la implicación de las personas y de la persistencia de los esfuerzos tras algo común”.

En su propósito, Abel ignora las diferencias y busca los puntos en que todos están de acuerdo.  Presencie una serie de diálogos en el municipio de Moca y reiteradas veces dijo:

“Habrá alguien que no esté preocupado por la presencia masiva de haitianos deambulando por pueblos y campos”. 

“Habrá alguien que no esté preocupado por la carestía y alto costo de la vida”.  

“Habrá alguien que no esté preocupado por la inseguridad y la delincuencia que arropa a la sociedad”.

En la medida en que Abel practica el ejercicio democrático sustentando en el consenso social, las diferencias de criterios, pensar y actuar comienzan a reducirse. Todos estamos de acuerdo en algo, dijo:

“Queremos una República Dominicana con más desarrollo, oportunidades y bienestar”.

“Queremos una República Dominicana con más empleos para los jóvenes y profesionales”.

“Queremos una República Dominicana con más y mejores empleos, con salarios que permitan una vida familiar más digna”.

Acababan de escogerlo candidato en una consulta electoral adelantada a lo interno de su partido, el PLD. A Johnny Pujols, un importante dirigente joven de la organización que me acompañaba, le dije: “aprenderá pronto, dentro de unos cuantos meses Abel Martínez será un gran comunicador y poderoso persuasor”.