Existen en abundancia liderazgos con inteligencia conceptual y muchas ideas en su cabeza, pero que no saben llevarlas a los hechos, ni tampoco socializarlas y compartirlas de manera útil con la población.
Abel Martínez es un liderazgo con visión y dirección. Siembra el optimismo y la esperanza. Sabe lo que se debe hacer para fortalecer la transparencia y echar el país hacia adelante. Sabe lo que se debe hacer para dinamizar la economía y crear nuevos empleos. Sabe lo que se debe hacer para recuperar el campo y relanzar la producción agropecuaria.
Lo fortaleza convincente de Abel Martínez para persuadir a los votantes, está, en que lo que sabe, no es fruto de la lectura, sino de las vivencias. Se ha forjado en un partido y ha sido parte importante en gobiernos que trajeron desarrollo y bienestar al pueblo dominicano.
El liderazgo –dice Pat Mesiti- “consiste en conducir a las personas y eventualmente llegar a un lugar predeterminado de antemano por usted. No se trata de conducir a la gente al fracaso.” Por eso, cuando quieren acorralarlo cuestionando actos no transparentes en gobiernos de su partido, Abel inmediatamente responde explicando la transparencia que reina en la marcha de la alcaldía de Santiago.
Abel no anda buscándose pleitos, pero cuando no hay de otra, pues lo hecha, y el pueblo dominicano se siente bien con tipo de liderazgo con impulso controlado, pero firme de carácter. Esa conducta, que lo define desde temprana edad, es expresión de su naturaleza humana y madera de líder-estadista que actúa correcto para cuidar su reputación.
En el proceso de la campaña electoral del 2024, Abel Martínez demuestra que tiene en su cabeza un mapa objetivo sobre la realidad sociocultural, política y económica del pueblo dominicano. Tiene a su alrededor muchas gentes preparadas que pueden aportarle, pero percibo que el candidato Abel tiene una visión articulada en su trayectoria de vida, estudios y experiencias. Lo que hace es escuchar los aportes de los colaboradores para darles riqueza a su visión, porque esta seguro de que es objetiva, viable y necesaria para el propósito de desarrollar la Nación.
Su comunicación es edificante porque hace radiografía de la situación en que viven los diversos sectores nacionales, y, al mismo tiempo, presenta rutas de soluciones y da su palabra de que las implementará desde que llegue a la presidencia.
En el curso de la campaña, Abel irá concitando confianza, porque sus enfoques son objetivos, precisos y aterrizados, propone hacer lo posible y lo comunica con estilo aplatanado, entendible por todos y haciendo bien uso de la gramática. No es un teórico, pero fue profesor, sabe calibrar el mensaje en lo útil y necesario sin desperdiciar sus energías, ni las ajenas.
Su discurso retrata la realidad, sin disminuir a los adversarios, ni exagerar. Procura pintar el escenario de vida tal y como es. Se pule como el líder que fomenta optimismo y emprendedurismo, aún en medio del desorden y la oscuridad que sumerge al pueblo dominicano. Llama al esfuerzo y al trabajo, comunica su visión, relata su trayectoria como ejemplo e induce energías en las personas, sobre todo en la juventud, para que venzan el miedo y cambien la ruta de futuro.
Abel Martínez desea una juventud dominicana más luchadora y optimista, pero también, desea un empresariado más dinámico y activo, más confiado en el porvenir de la Nación.
En esta campaña electoral 2024, Abel estimula para que la población vea el futuro no como una amenaza a su estabilidad, sino como una oportunidad para cambiar el mal gobierno que tiene y así iniciar un camino de cambios positivos para más desarrollo con inclusión social.
Sabe muy bien que en la política dominicana se libra, a través de los medios de comunicación, un debate diario entre el fatalismo y el optimismo, lo que hace que muchas personas vean la situación social y económica, no como es en la realidad, sino como se les condiciona con publicidad y propaganda desde el gobierno, para que lo vean.
Abel apuesta a que muchos de los que votaron para sachar al PLD del poder en el 2020, enmendarán su error en el 2024, porque ahora la están pasando muy mal. Siempre que el pueblo dominicano se ha equivocado, en la primera oportunidad que se le presenta, corrige su equivocación.
El hecho de Abel iniciar su campaña colocándose lo más cerca posible de las personas y las comunidades, está dando buenos resultados. Es una dinámica que ayuda a forjar el liderazgo con sentido humano y visión compartida. El ser humano, ahora más que en el ayer, desea sentirse comprendido, respetado, valorado y que su voz sea escuchada. Con sus recorridos y diálogos con jóvenes, representantes de sectores productivos, profesionales, comunitarios y religiosos, Abel cultiva su escucha activa y empática.
Cuando le preguntan sobre la delincuencia y criminalidad, Abel va a la raíz que causa el problema. Es la pobreza, el desempleo, la marginalidad, la exclusión, el alto costo de la vida y otros factores más que generan ese cáncer social.
Aspira a que el pueblo dominicano en el mañana coseche buenos frutos, y está procediendo a cambiar la forma de pensar para conseguir acción transformadora. Stephen Covey señala “trabajar sobre las actitudes y conductas equivale a arrancar las hojas del árbol. De modo que, en cambio, debemos concentrarnos en producir una excelencia personal y organizacional de un modo enteramente diferente, creando sistemas de información y recompensa que refuercen el valor de la cooperación”.
Abel tiene un discurso calibrado en el segmento joven. Apela al poder del deseo para cambiar el mapa de pensamiento de la juventud, sobre todo de aquellos que se acotejan para vivir comiéndose lo que produjeron sus ancestros.
Abel aprovecha todos los escenarios para expresar su deseo de reducir la pobreza, la exclusión y la marginalidad social, poner los campos para producir más, brindarles más y mejores oportunidades a las personas para que logren su independencia económica y puedan progresar como familia y como comunidad.