Seleccionar página

La mentoría es una conducta que se puede cultivar a temprana edad. No es necesario tener edad avanzada, ser padre, abuelo o bisabuelo para ser mentor. Se puede ser mentor siendo joven y ese es el caso de Abel Martínez, quien en todas las posiciones y espacios que les ha colocado la vida, educa y enseña.

Abel es el alcalde mentor de los alcaldes. Igual como lo hizo en el Congreso Nacional. Fue el presidente de la Cámara de Diputados mentor de los diputados, y, por eso se perpetuó como líder del Congreso Nacional haciendo en la Cámara Baja, durante cinco años consecutivos, la gestión más productiva de todos los tiempos.

En los hechos, Abel es un reproductor de liderazgos sobresalientes en diversas esferas políticas, profesionales, sociales y familiares. Tanto en el Congreso Nacional como en la alcaldía de Santiago, Abel Martínez ha demostrado que es un líder que construye oportunidades, busca y explora nuevos talentos.

En ambas instituciones puso direcciones y departamentos importantes bajo la dirección de la juventud y las mujeres.

En vista de que es un digno ejemplo de emprendedurismo, valora a los jóvenes en quienes percibe talentos y voluntad de crecer estimulándolos a que saquen y pongan a flote lo mejor que tienen.

El liderazgo mentor, por naturaleza es abordable, consejero sabio, corrige sin ofender y reconoce los méritos.

La ruptura ideológica que fueron objeto los partidos políticos hace más necesario el liderazgo mentor que despierte sueños y esperanzas y que su trayectoria sea un espejo o ruta que los demás deseen transitar.

El pueblo dominicano en el ciclo de transición democrática conocido como era del caudillismo ilustrado se acostumbró a liderazgos con abundante inteligencia teórica y retórica. Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez fueron tres dioses de la palabra escrita y hablada. Además, fueron tres modelos inigualables de comportamientos y conductas, referentes históricos a seguir por generaciones presentes y futuras.

Algo si ha quedado claro en el camino de tres décadas de partida de los caudillos ilustrados, es que los zapatos de estos no se lo han podido calzar ninguno de sus sucesores. Por tanto, lo que procede es aprender de ellos, siendo uno mismo. Eso hace Abel Martínez con el legado que para su persona significa Juan Bosch.

En los gobiernos de Antonio Guzmán, Hipólito Mejía y Danilo Medina, la población se fue acostumbrando al estilo de liderazgos con inteligencias prácticas.

Abel Martínez no es un filósofo, pero como abogado, catedrático y veterano legislador, es diestro en el uso de la palabra hablada.

En estos tiempos las personas desean líderes que prediquen más con la vida que con las palabras, y Abel Martínez es un excelente gerente. Su éxito como líder gerente se debe en parte a que es un pensador práctico.

Procura que las cosas se hagan y que hagan bien. Crea las condiciones para que las cosas marchen y no siente temor porque se abran nuevos senderos.

Los pensadores prácticos se entienden con facilidad, porque hablan el mismo idioma del receptor, son directos y francos. En tanto, entienden y se hacen entender con facilidad. También, tienen la ventaja de que anulan las barreras o muros que separan a los líderes muy cultos de las personas promedios.

El pensador práctico no necesita aislarse para pensar y reflexionar. Lleva en sinergia el pensar y actuar, y por eso, son líderes de alto rendimiento y diestros en tomar las decisiones. Eso no quiere decir que toman las decisiones a la ligera. Todo lo contrario, piensan, pero requieren de menos tiempos que los teóricos en alta dimensión para tomar la decisión certera.

Existen dos modalidades de pensadores prácticos: equilibrados y desequilibrados. Abel es equilibrado, por eso no anda cometiendo equivocaciones ni pidiendo disculpas, puesto que su margen de error es mínimo.

Otra naturaleza de Abel es su conductademocrática. Su éxito como gerente y administrador radica en que socializa las tomas de decisiones e incluye a los colaboradores. Procura con humildad y respeto que su punto de vista sea aceptado por los demás para que se convierta en una decisión en conjunto.

Abel es un líder catalizador, atrae a las personas y estas quieren aportar a sus propósitos. Es un talento que estimula el talento y lo hace con humildad. Trabaja en equipo y así estimula el crecimiento de los que están a su alrededor.

Es un líder multiplicador y crea sinergia para alcanzar los objetivos, porque es consciente de que en la unidad está la fuerza. Esa es una naturaleza de su liderazgo.

Procura que la sinergia se mantenga encauzada en la decencia y el respeto. Crea una atmósfera de precisión empática valorando a las personas por que lo son y procurando ser valorado y apreciado por lo que representa. Evita colocarse más arriba de donde está, mejor baja de peldaño para colocarse en el mismo nivel de los otros.