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No es casualidad Donald Trump y Jair Bolsonaro sean buenos amigos: «Dios lo cría y el diablo los junta». Son poderosos empresarios que representan la clase empresarial y atentan contra el orden del sistema democrático, la armonía y la paz social. Estos líderes tienen conductas sin explicación ni justificación.

Los ataques sufridos en Brasil, la tarde del domingo 08 de enero del 2023, a las sedes del Congreso, la Justicia y el gobierno por seguidores del expresidente Jair Bolsonaro, actuando en turbas, pudiera ser una estrategia como presión para conseguir un pacto a cambio de impunidad.

La demostración de poder de que tienen capacidad y seguidores para sumergir a Brasil en el desorden, pudiera ser un mecanismo en busca de pactar con Lula Da Silva y el nuevo gobierno, a cambio de que la justicia no persiga a Bolsonaro y sus colaboradores. El proceso en contra del expresidente Lula fue manejado como arma política y temen que le paguen con la misma moneda.

La forma cómo seguidores de Jair Bolsonaro tomaron las instalaciones públicas, es es la reacción natural del miedo. La acción fue bien planeada y desde luego movilizar todas esas personas requiere de un presupuesto económico.

Los enemigos de la democracia ahora no son comunistas, ni idealistas. Son líderes enfermos y masas que pierden el poder y se resisten a vivir como opositores. La conducta puede venir tanto de la derecha – Donald Trump y Jair Bolsonaro- como de la izquierda. Con la actitud conspiradora procuran baño de sangre o doblegar.

El ataque al parlamento en EEUU lo hicieron los seguidores de Donald Trump mientras él gobernaba. Ahora en Brasil, los seguidores de Jair Bolsonaro destrozan las sedes del Congreso, la Justicia y la Policía, mientras su líder está paseando y comiendo pica pollo en los Estados Unidos.

La democracia ha creado sus propios enemigos. El poder les fue servido en bandeja de plata a enemigos de la política, la institucionalidad y las organizaciones: «gentes ricas sin compromiso democrático, ni respeto a la dignidad humana. Creen que su dinero les da poder para todo».

El sistema democrático está en crisis y prueba. El camino está despejado para el baño de sangre, caos y anarquía. Eso es lo que buscan, y, posiblemente eso es lo que encontrarán, porque el día, en que el poder institucionalizado fruto de la legitimidad social sucumba, entonces la democracia dejará de existir.

Si quienes son electos por el voto popular no defienden el orden institucional, entonces son traidores. Por tanto, la democracia en Brasil está siendo desafiada.

Que el Dios Todo Poderoso dote de la paciencia y serenidad requerida a Lula Da Silva para que maneje la provocación con moderación, pero que bajo ninguna circunstancia se deje destituir.

Es importante aclarar que Jair Bolsonaro no es un aliado de los EEUU en esta aventura . Bolsonaro es discípulo y aliado de Donald Trump, quien es socio de Vladimir Putin:

«El enemigo de mi enemigo, es mi amigo».

«El amigo de mi amigo, es mi aliado.

Pronto Donald Trump deberá ser inhabilitado por la Justicia de los EEUU para ser candidato presidencial y ocupar cargos públicos. Si los demócratas no inhabilitan a Trump entonces sirven para nada.

Debido al repudio mundial que han concitado los eventos conspiradores de Jair Bolsonaro, el gobierno de los Estados Unidos haría bien en pedirle que abandone el territorio norteamericano y retorne a Brasil.

Es importante que usted sepa Jair Bolsonaro que los conspiradores valientes se colocan al frente de su conspiración.