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La Policía Nacional se ha estado movilizando en una especie de caravana para llevar temor a los delincuentes que a diario roban, secuestran y matan.

Esa movilización por cuadrantes que ha puesto en marcha la Policía Nacional, manteniendo a sus agentes en las calles donde el crimen es mas frecuente, es un paliativo de emergencia, pero no una solución.

Los malhechores se tranquilizan para no tropezar con los miembros de la Policía Nacional, pero desde que encuentran el terreno libre vuelven a la acción, a lo que escogieron como trabajo y forma de ganarse la vida.

El presidente Luis Abinader y el director de la Policía Nacional, mayor general Eduardo Alberto Then, deben estar claros en que la forma más eficaz de dar con los criminales y delincuentes es mediante la investigación.

Una vez identificados los delincuentes el plan más eficaz es buscarlos donde duermen. Es fácil en los barrios saber quienes son los criminales. Inclusive, los policías, que en sus mayorías viven en barrios, conocen a los malhechores, saben dónde se divierten y viven.

Hasta hablando con los colmaderos, dueños de bares y muchachas atienden bancas de juego, se identifican con precisión y prontitud a las personas que gastan mucho dinero y no trabajan.

Esas caravanas de despliegue policial y militar en los barrios atemorizan a los delincuentes, induce a que tomen tregua, pero al mismo tiempo, le hace un daño al país, ya que esas imágenes circulan en el mundo y estimulan a que en el extranjero perciban la inseguridad en Republica Dominicana en una dimensión que no se corresponde con la realidad.

Estos despliegues militares a la larga afectarán al turismo y la inversión extranjera:

¿Quién invierte en un país donde no hay seguridad?

¿Quién visita un país donde la Policía Nacional y el Ejercito están en las calles librando una guerra psicológica con los delincuentes?