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Los beneficios de conjugar gerencia y liderazgo

“Un líder sabe qué se debe hacer. Un gerente sólo sabe cómo hacerlo”.  Dijo Ken Adelman. Este mundo en crisis económica, con tantos retos y desafíos, requiere de guías que conjuguen ambas condiciones.

Las ganancias que obtiene una nación cuando es dirigida por un personaje que conjuga las naturalezas de gerente y líder, son grandes. Cuando la gerencia y el liderazgo van en armonía, las organizaciones se desenvuelven en un clima de buen rendimiento y mucha productividad. Cuando el líder no es gerente, esa debilidad hace más lentos e ineficaces los procesos. Por tanto, el desempeño es bajo.

 Los buenos líderes, aducen Hughes y otros, saben cuándo y a quién debe delegarse una tarea particular (conocimiento), comunican con efectividad sus expectativas relativas a una tarea delegada (comportamiento) y verifican si la tarea fue completada de manera satisfactoria (criterios). Así, una habilidad es saber cuándo actuar, actuar de una manera apropiada a la situación y actuar de manera que ayude al líder a alcanzar las metas del equipo.

Son varios los obstáculos que se presentan para que un gerente se convierta en líder. Mientras los líderes buscan agradarle y caerles bien a las personas, los gerentes se enfocan en que la organización marche bien. Como plantea Warren Bennis, los líderes son personas que hacen las cosas correctas; los administradores son personas que hacen las cosas bien.

Los gerentes son prácticos y aterrizados, tienen la misión de afrontar los problemas del presente con los recursos disponibles; mientras que los líderes deben vivir el presente, pero pensando siempre en el futuro.

La función del liderazgo, como plantea Kotter, es producir cambio, señalar el rumbo de ese cambio es fundamental para liderar. Jovell indica que todo líder ha de tener algunas de las cualidades propias de un gestor y todo gestor ha de saber liderar procesos de ejecución, pero es muy difícil ser gestor y líder al mismo tiempo.