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En los tiempos en que vivimos, las personas sienten una fuerte necesidad de amar y ser amados, y mientras el liderazgo suple mejor esta necesidad, su proyecto recibe un apoyo más decidido de los seguidores.

El liderazgo de estos tiempos requiere de abundancia emocional para contribuir a llenar esa sensación de vacío que abate a las mayorías de los seres humanos.

La sensación de vacío emocional crece considerablemente luego de que la humanidad fuera afectada por la pandemia del coronavirus.

Es necesario que tanto el candidato como sus seguidores, desarrollen habilidad para tratar a las personas. John C Maxwell en su ensayo Capacitación 101 señala que “una habilidad excelente para tratar con las personas debe incluir una preocupación genuina por los demás, una capacidad para comprenderlos, y la decisión de hacer de la interacción positiva con otros, un objetivo primario. Nuestra conducta hacia los demás determina la conducta de ellos hacia nosotros. Y es algo que un liderazgo de éxito sabe”.

Conocer los por qué y para qué, se traduce en motivación para que las personas formen parte del proyecto, y en tener siempre sobre la mesa las esperanzas que esperan recibir con el resultado de la gestión.

Conocer las motivaciones es fundamental para poder lograr coherencia entre los valores y la conducta en el desarrollo de la campaña electoral y de la gestión misma en caso de resultar electo, siempre y cuando se tenga como meta ganar y seguir ganando. Muchos son los liderazgos que obtienen una sola victoria, y después del triunfo, no responden a las expectativas de sus colaboradores, y, por tanto, la organización o proyecto que le sirvió de zapata sucumbe.

Conocer las motivaciones y expectativas que tienen las personas para seguir al liderazgo político, nos permite darle al candidato un toque de humildad y sinceridad que favorece la atmósfera para cultivar confianza, credibilidad y empatía.

Al respecto, Zenger y Folkman en su texto El líder inspirador –Como motivan los líderes extraordinarios– dicen: “aconsejamos a todos los líderes mantener una actitud de humildad. Esté dispuesto a reírse de sí mismo. No haga alarde de su autoridad. La humildad le convertirá en una persona accesible y le abrirá las puertas de muchas relaciones. El líder debe encontrar un espejo desde el que pueda averiguar cómo los demás perciben su carácter”.

Conocer las motivaciones que tienen las personas para trabajar en la campaña electoral, movilizarse, simpatizar, aportar recursos económicos, y, por último, para votar por el candidato, nos aporta los argumentos más contundentes para hacer una comunicación con vida y con fuerza empática. Nos ayuda a escoger los propósitos, la visión y la misión de la organización.

Alonso Puig en su libro Madera de Líder aduce que “una visión no es un concepto ni tan siquiera un deseo. Es un sueño, una vivencia que nos atrae y que nos ayuda a dar lo mejor que hay en nosotros. Una visión es lo que permite que gente común consiga un resultado extraordinario”.

Los liderazgos son una especie de imán que atraen personas a su proyecto. Una vez estas personas se incorporan a trabajar por su causa, cuando el producto vuelve a tener contacto personal con estas personas, debe preguntarle:

· ¿Dígame cómo se siente en el equipo?

· ¿Me gustaría saber cómo lo están tratando?

· ¿Para mí es importante que usted se sienta cómodo en esta organización, que se sienta en familia?

Entonces de inmediato la persona se siente valorada, y esa valoración que le dispensa el liderazgo, de inmediato les ayuda a superar el disgusto por alguna bellaquería que le hizo algún miembro de la organización.

Cuando el líder asociativo habla con un colaborador, lo primero que hace es leer su estado emocional, y enfoca el diálogo a interesarse en su persona, su familia, su salud y su trabajo, para así mejorar su estado de ánimo.

Estos líderes actúan como maestros, y por eso uno escucha a los colaboradores decir:

· Al líder yo lo quiero como si fuera un padre.

· La líder es para mí como una madre.

Esas son las conexiones y los puentes entre líder y colaboradores que debemos trabajar para construir. El liderazgo más perpetuo, más duradero, es aquel que se da a querer más allá del motivo político. Procure que los miembros de la organización lo quieran y admiren como ser humano.

Debemos buscar alcanzar los objetivos, pero sin afectar el clima emocional de los miembros de la organización. Hay que trabajar duro para ganar. Debemos motivar a los integrantes para que den a la causa el máximo de su potencial, pero sin caer en la cultura del rendimiento extremo. Gane las elecciones, pero procure que el triunfo le llegue con un cuerpo y una mente en buena salud.

En las campañas electorales que asesoro trato de que los candidatos ganen, pero sin caer en la angustia. Tengo la virtud de que por lo regular los candidatos y colaboradores me toman confianza plena, y por eso, cuando me llaman que tienen una situación difícil, trato de escucharlos y atenderlos. Dejo de lado cualquier cosa que esté realizando para evitar que caigan en la angustia y la desesperanza.

Walter Riso en su texto Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz –Diez premisas liberadoras que transformaran tu vida de manera radical– sugiere tres propuestas transformadoras para eliminar la angustia por ser mejor y el más exitoso:

1. Dejarse llevar más por el proceso que por el resultado.

2. Practicar la inmersión contemplativa.

3. Conectar con tu vocación más profunda (autorrealización).