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Se inicia el debate en los medios de comunicación, círculos académicos y de opinión pública sobre la conveniencia o no para el sistema y la economía de una segunda vuelta electoral en elecciones 2024.

El partido que gobierna, en cualquier país del planeta, es normal que haga todos los esfuerzos de lugar para ganar las elecciones en la primera vuelta, porque en un escenario de segunda vuelta, el terreno es más fértil para un triunfo de la oposición, ya que pueden pactar la distribución del poder e ir por todo. Además, siempre hay un importante porcentaje del electorado que apuesta al cambio. La conducta puede ser: voto en contra, voto de castigo o hasta una moda.

Todavía la campaña para las elecciones presidenciales de mayo 2024 no ha comenzado oficialmente y ya hay un plan mediático para satanizar la segunda la vuelta. El gobierno de Luis Abinader y el PRM esta detrás de ese plan, ya que el derroche de más de 8 mil millones de pesos anuales en publicidad le da una influencia en la agenda de los medios de comunicación como ningún otro gobierno en la historia dominicana.

La segunda vuelta electoral fue concebida para garantizar legitimidad de la democracia obligando a que el presidente electo sea expresión de la voluntad de más de la mitad de los electores.

Una segunda vuelta electoral nunca afecta a una Nación. La segunda vuelta es una alternativa democrática que sólo beneficia a la sociedad. Que se realice o no la segunda vuelta depende de la conducta del colectivo electoral. Si en la primera ronda electoral ninguna de las ofertas recibe el 50+1, entonces la Constitución manda a la segunda vuelta.

Hay personas que utilizan el argumento de que una segunda vuelta afecta a la Economía, porque incrementa el presupuesto electoral y extiende la campaña por unas cuantas semanas más. Ese enfoque es equivocado, porque los recursos que el Estado dedica a las elecciones son una inversión en la democracia. Es esa, precisamente, la más útil y necesaria de todas las inversiones.

La ansiedad genera la segunda vuelta es que crea un nuevo escenario con alianzas y apoyos que pueden colocar al que queda segundo en la primera ronda como opción ganadora.

En el caso de las elecciones dominicanas 2024, el oficialista PRM apuesta todo a ganar en una primera vuelta, porque ya hay un pacto entre las tres principales fuerzas de oposición -PLD, FP y PRD- para apoyarse en la segunda vuelta.

El miedo del PRM a la segunda vuelta gravita también en que los partidos aliados que tiene en el pasado reciente fueron aliados del PLD por cuotas de poder, o sea que en una segunda ronda electoral esos dirigentes de partidos minoritarios que ahora están con la reelección de Luis Abinader pueden colocar sus huevos en las dos canastas e irse con quienes les han tratado mejor y con mayor respeto.

He escuchado estrategas  planteando la conveniencia de una alianza opositora para decidir en primera vuelta: o sea que todos se unan en la primera ronda en contra del oficialista PRM. Tengo para decirle que un escenario de esa naturaleza pone el terreno fértil al continuismo y reelección de Luis Abinader. Es ese el escenario que añoran sus asesores que la oposición con inteligencia le abortó creando alianza #RescateRD.

«La suerte está echada». A las elecciones se va a ganar o perder. El electorado es que debe decidir. Hay que estar vigilante de los procesos responsabilidad de la Junta Central Electoral, porque los mañosos abundan en el patio político dominicano.

La verdad irrefutable y objetiva es que independientemente de lo que «dicen que dicen las encuestas» el PRM le teme a una segunda vuelta como el «diablo a la cruz». En una primera vuelta tener el gobierno es una ventaja competitiva para el partido oficial, pero en una segunda vuelta, eso cambia porque la oposición se unifica y recibe respaldo de poderosos sectores empresariales que siempre, a última hora, apuestan por el que va a ganar.

El PRM en una segunda vuelta tiene en contra que no le ha cumplido satisfactoriamente a los sectores económicos que lo apoyaron en elecciones 2020