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La Feria del Libro que se celebra en República Dominicana con el logo de Feria Internacional, hace mucho tiempo dejó de aportar beneficios a los escritores, imprentas y librerías. Por tanto, seguir realizándola con ese mismo esquema es un sin sentido.

En la República Dominicana la Feria del Libro está aportando poco a la cultura. Es un sin sentido el presupuesto que cada año el gobierno dedica al montaje y publicidad de ese evento. Es que a los dominicanos se les hace difícil cambiar o dejar de hacer lo que no funciona y readecuar las decisiones del pasado a las conveniencias del presente y futuro.

La industria del libro está en crisis y con Ferias no se evita su colapso. Cada año la venta de libros se reduce significativamente, igual que la asistencia a las exposiciones que se montan en el programa de la misma.

Seguimos repitiendo las llamadas Ferias Internacionales. Se nos hace difícil reorientar las cosas y entender que esa iniciativa de Feria del Libro y posterior Feria Internacional del Libro fueron atinadas y buenas en sus momentos, pero ahora no funcionan y esos recursos deben ser invertidos con otros criterios para que contribuyan a la promoción y afianzamiento cultural beneficiando a las tres columnas de la industria: escritores, imprentas y librerías.

Se debe evaluar si procede o no seguir en nombre del libro gastando una millonada en escenografías y espectáculos que no benefician a los escritores, ni a las librerías, ni a las imprentas.

La razón de ser de una Feria del Libro es estimular a la lectura mediante la compra y venta de los libros. Y eso no es lo que está sucediendo en las Ferias del Libro celebradas en República Dominicana.

El dinero que se malgasta en espectáculos con el nombre de Feria del Libro, el gobierno debe utilizarlo para estimular la producción literaria.

Para que el libro impreso llegue a familias pobres y clase media, el gobierno debe invertir en la producción y distribución. Escribir un libro es un esfuerzo muy costoso y pagar la impresión, con los altos costos que tiene ahora mismo, es inalcanzable para la mayoría de los intelectuales. Publicar un libro es una aventura que muy pocos académicos están dispuestos a correr.

Eso explica que cada año se escriban y se publiquen menos libros, mientras el Ministerio de Cultura sigue promocionando la Feria del Libro como una fiesta de la lectura y el conocimiento, a sabiendas que en los hechos no es nada de eso.

«Más que Feria del Libro, lo que se monta en República Dominicana, es diversión gastronómica» adujo Belarminio Ramírez Morillo, autor de 32 libros impresos y seis libros digitales que están a la venta en la plataforma Kindle Amazon.