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El cambio puede ser para bien o para mal, positivo o negativo. El PRM vendió un cambio en la campaña electoral 2020 y tres años después tenemos que admitir que muchas cosas han cambiado, pero ninguna para bien. Alguien, con sabiduría popular, dijo una vez que el gobierno de Luís Abinader era un cambio en reversa, hacia atrás.

Las ideas de Abel Martínez representan una propuesta, una ruta hacia el cambio positivo y seguro. En solo tres años el deterioro toca todos los órdenes de la vida nacional. La improvisación y el desorden generan el caos, en el cual los más perjudicados son los más humildes, los pobres y la clase media que se debaten solos en la tormenta de la miseria y la desesperación.
La candidatura presidencial es su primera experiencia buscando un puesto de representación nacional. Abel Martínez se va haciendo diestro en el proceso y fortalece habilidad persuasiva. Expresa con claridad el futuro que ve de seguir el desgobierno y el futuro que desea llevar a cabo como rector y líder del cambio.

Desea un pueblo dominicano con una vida más justa, equitativa y desarrollada. Una sociedad con más progreso, bienestar social y armonía.  Socializa el futuro que ve con el futuro que desean los diversos sectores de la vida nacional, sobre todo los jóvenes y actores de los sectores productivos.

En diálogos con empresarios y productores expone su visión para dinamizar el aparato productivo, pero con ideas actuales y modernas. Como plantea Erasmo Lara en su libro Diálogo sobre el futuro dominicano, “el avance de cualquier sociedad depende, en gran parte, de las ideas que muevan sus bases tecnológicas, económicas y culturales. Los cambios en las ideas que sirven de base a los valores culturales y sociales se mueven más lentamente que los cambios en las ideas para la producción y la tecnología”.

La visión de Abel está enfocada y desde el gobierno será calibrada en mejorar los niveles de desarrollo del pueblo dominicano, pero es una meta que no se puede lograr de la noche a la mañana, ya que la democracia tiene un déficit social acumulado, hay una serie de retos y desafíos, de problemas agobiantes que padece la población, y que deben ser solucionados. Es consciente que el país que recibirá el 16 de agosto 2024 estará en el descalabro. La situación requerirá de remedios rápidos y soluciones certeras.

Benazir Bhutto conceptualiza que “el liderazgo es un compromiso con una idea, un sueño y una visión de lo que puede ser”. Abel es una visión de desarrollo integral: Desarrollo social, institucional, económico, municipal, cultural y político.  Subraya que gobernará con diálogo y consenso democrático, igual como lo hizo en la Cámara de Diputados y en la alcaldía de Santiago, que no les quepa la menor duda. Pero también, actuará con firmeza y decisión porque tiene que rescatar el proyecto de Nación que naufraga en este gobierno sin rumbos ni dirección.

La población ya se ha percatado de que en Abel Martínez tiene de frente a un liderazgo con formación teórica, pero también, inteligencia práctica.

Abel es un visionario que inspira, porque refleja confianza al estar inspirado. Philip Massinger dijo: “Quien quiera gobernar a los demás deberá primero ser dueño de sí mismo”. Abel tiene autodisciplina, auto control y sabe el norte hacia dónde guiará al pueblo dominicano.
El hecho de que Abel tenga la inteligencia racional desarrollada, convierte su mente en un espacio fértil para germinar ideas visionarias. Visión es, razona Stephen Covey en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectivos, “ver un estado futuro con el ojo de la mente. La visión es imaginación aplicada. Todas las cosas se crean dos veces: primero, una creación mental; segundo, una creación física. La primera creación, la visión, es el principio del proceso de reinventarse uno mismo, o de que una organización se reinvente a sí misma. Representa deseos, sueños, esperanzas, metas y planes. Pero estos sueños o visiones no son meras fantasías. Son realidad aun no llevada a la esfera física, como el plano de una casa antes de que se construya o las notas musicales de una partitura que esperan a ser tocadas”.

Abel puntualiza que lo que está en juego es nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos. Por tanto, en un gobierno suyo, no habrá espacio ni tiempo para el desorden, no habrá espacio para la improvisación. El mundo hoy, más que nunca, necesita un liderazgo consciente, gerente, visionario, emprendedor, transparente, responsable y capaz.

Frente al descalabro de la Economía, el deterioro social y desinstitucionalización, el presidente de la Republica Dominicana a partir del 2024 debe ser un gerente y líder, un estadista con capacidad técnica de organización, planificación y gestión, y ese es Abel Martínez.

La pobreza se ha incrementado luego de la salida del PLD del poder en el 2020. Es difícil construir desarrollo, pero es fácil desbaratar lo hecho. Por tanto, reducir la pobreza y la marginalidad, mejorar los niveles de vida de los que menos tienen, será la meta fundamental del gobierno 2024-2028.

Abel Martínez tiene madera para llevar el barco de la Nación dominicana a buen puerto, porque es innovador, visionario, pensador estratégico, trabajador y capaz. Es un líder con carácter y dirección. Maxwell en su libro Capacitación 101 plantea que “los líderes eficaces reconocen que sus reacciones emotivas son responsabilidad suya. Un líder que decide no permitir que los actos de otros dicten sus reacciones, experimenta una libertad que se traduce en poder.”

Abel Martínez está dispuesto, tiene inspiración y motivación. Los líderes motivados, dice Daniel Goleman “sienten el impulso de obtener resultados más allá de las expectativas: las suyas propias y las de todos los demás. El concepto clave es el de obtener resultados.”

Abel Martínez se prepara y trabaja duro para encarnar una esperanza de cambio seguro y positivo. Los líderes creíbles mantienen viva la esperanza. Kouzes y Posner en su libro Credibilidad –Cómo los líderes la obtienen y la pierden; y por qué la gente la demanda- acotan que “en estos tiempos de transición, una actitud optimista es indispensable. La gente necesita más energía y entusiasmo, más aliento y optimismo de sus líderes que en tiempos de estabilidad y prosperidad. Los optimistas son activos y sus conductas combaten el malestar. La gente con esperanzas también logra mejores resultados. Tiene aspiraciones más elevadas y mejores niveles de desempeño. Los líderes estimulan las actitudes optimistas que conducen a metas más elevadas.” 

El candidato Abel Martínez utiliza los escenarios de la campaña, encuentros con representantes de sectores de la vida nacional y entrevistas en los medios de comunicación para presentar a los dominicanos y dominicanas el futuro que, con la participación de todos, se propone alcanzar. Es uno de los pocos líderes políticos dominicanos que no ha entregado el presente al pasado, ni el futuro al presente.